13/10/2006
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La ideología de género amenaza las aulas
En parte por desconocimiento, en parte por frivolidad, pero sobre
todo como fruto de una estrategia, la ideología de la llamada
perspectiva de género, un subproducto del marxismo aplicado a las
relaciones entre hombre y mujer, está alcanzando una expansión en
España insólita en el resto de Europa.
La ideología de género no es la expresión del feminismo de la
igualdad, no trata de actuar para que hombre y mujer tengan en la
práctica los mismos derechos, es otra cosa. Es una concepción
antropológica cultural y política que pretende que la diferencia
sexual no exista, que se trata de una opción cultural, el género, que
se expresa mediante diversos comportamientos sexuales alternativos,
sucesivos y simultáneos.
La sexualidad no es ser hombre o mujer sino que estos son roles
culturales que se aprenden. La sexualidad es comportarse como
heterosexual, homosexual, bisexual o transexual, indistintamente.
Muchas leyes españolas tienen este marchamo. Esto explica, por
ejemplo, el fracaso de la Ley de Protección Integral de la Violencia
de Género. Pero ahora se trata también de introducirla en las aulas.
El método es relativamente simple, puede servir de excusa una
encuesta en la que las respuestas sobre un tema resulten diferentes
según sea chico o chica. Por ejemplo, que una bofetada a la pareja en
una discusión sea calificada como grave por el 97% de las chicas y
por el 74% de los chicos.
Y así sucesivamente con otros temas. Es evidente que las respuestas
son distintas por muchas causas, pero una de fundamental es porque
ellos procesan la información que reciben del exterior, configuran de
manera distinta a como lo hacen ellas.
Ahí radica la dualidad objetiva, precisamente, entre el ser hombre y
ser mujer, bajo la unidad constitutiva común del ser humano. Y esa
dualidad es la que debe ser educada para servir al bien, pero en
ningún caso negarla.
Pero, esta diferencia es considerada una situación negativa, fruto de
la "sociedad patriarcal" que debe ser modificada, para que ambos
grupos tengan las mismas opiniones, a base de actuar, de practicar el
adoctrinamiento ideológico, el lavado de cerebro, sobre los chicos.
Por ejemplo, la profesora Enriqueta Díaz, que gracias a una beca del
ayuntamiento de Sant Cugat, una de las poblaciones de España con más
gente joven, ha hecho una encuesta a 350 estudiantes (por
consiguiente de nula significación por la insuficiencia del tamaño de
la muestra, ello sin contar con el posible sesgo de su composición).
A partir de los datos de dicha encuesta doña Enriqueta postula
que "las acciones educativas que se emprendan tengan en cuenta la
perspectiva de género" y subraya "la necesidad de prestar una
atención específica a los varones porque son potenciales transmisores
de la ideología patriarcal y ello les genera contradicciones
importantes y con frecuencia dificultades específicas para construir
su identidad".
Es decir, el varón por el simple hecho de serlo, bajo la perspectiva
de doña Enriqueta, es un ser potencialmente peligroso que desconoce
su identidad y que debe ser reeducado. Lo curioso del caso es que
esta iniciativa ha sido pagada por el Ayuntamiento de Sant Cugat que
no solo es la población más joven de España y la que más ha crecido
en los últimos años, sino la que presenta un porcentaje de católicos
practicantes más elevado y, por consiguiente, con una influencia
decisiva a la hora de votar por la alcaldía.